Por Dobleuve
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17 de abril de 2023
Para todos aquell@s que les guste mojarse, como se suele decir hasta el ombligo, les recomiendo esta experiencia, ya que no es nada peligrosa y que se puede hacer incluso con niños. La particularidad de esta ruta es que discurre dentro del río entre paredes de piedra. El lugar de partida es desde el pueblo de Tormón. Vamos a ir por los estrechos del río Ebrón. Lo primero que me llamó la atención fue la llegada al pueblo, de repente, la carretera se lanza hacia abajo entre curvas de serpiente para buscarlo. Y es antes de comenzar la bajada, sin previo aviso, nos topamos con el pueblo a nuestros pies, a vista de pájaro. Es la primera sorpresa que recibimos. Tormón es un pueblecito pequeño que tiene un gran encanto por toda la naturaleza que le rodea. Por ejemplo, está la cascada de Calicanto donde da comienzo la ruta de los estrechos. Como si se tratara de la selva del Amazonas, encontramos un paso para empezar la ruta. La aproximación al río la hacemos pasando por un molino, ya en ruinas. El verde que nos rodea y los chopos a los lados del río cubriendo todo el sendero en su primer tramo, hace que nos sintamos unos verdaderos exploradores. Nada más iniciar nuestra aventura, nos tenemos que ir metiendo al río, ¡Uf que fría está el agua!, es la frase que la pronunciamos al unísono, y eso que solo nos llega de momento a los tobillos, pero como he dicho antes, nos sentimos exploradores. Poco a poco la maleza hace acto de presencia y en pocos metros nos tenemos que meter dentro del río, sí o sí; no hay escapatoria. Nosotros fuimos con nuestros hijos, y fue un entretenimiento constante. Mientras íbamos pendientes de ellos para que pisaran en los sitios correctos, ellos se recreaban en todas las pequeñas cascadas que se formaban. Ya el nivel del agua, en algunos tramos, se acerca a la rodilla, eso en nuestro caso, en los chicos un poco más arriba. Es conveniente llevar un palo para saber donde se pisa y saber la profundidad, aunque no hay pozas más arriba del ombligo, eso no quiere decir que no haya que ir con cuidado. Poco a poco y casi sin darnos cuenta, entramos en el lugar mágico que nos regala este entorno. De repente el río se abre paso entre unas paredes de piedra, que casi se pueden tocar extendiendo los brazos. La vista la alzamos para ver hasta donde llegan, y casi es mejor no mirar, porque todavía se siente más el abismo, no hacia abajo sino hacia arriba, ya que no hay manera de escapar. Tal vez para los que sientan claustrofobia, nos es el lugar indicado. Por el paso en esta zona, el agua ya nos ha llegado al ombligo, y el tramo por donde vamos por encima de la rodilla. El agua está fría, a pesar de ser el mes de Julio que es cuando lo hicimos y que es la fecha más recomendable por el calor que hace, además de empezar sobre las tres de la tarde, en la hora más calurosa del día. Eso si, estar pendiente que los días de antes y ese día no den tormentas. A medida que vamos avanzando las paredes se cierran un poco más, esto hace que el agua corra más deprisa. La luz entra menos, el calor que hemos pasado antes nada más comenzar, brilla por su ausencia. Solo el griterío de los niños y el nuestro propio invade un lugar que solo tiene cabida para el agua. Parece que llevamos todo el día dentro del río, pero avanzar por dentro de su caudal, sorteando las piedras, observando donde ponemos la pisada para que el agua nos moje como mucho hasta las rodillas, hace que la marcha sea lenta, de todas formas se trata de pasarlo bien y dan fe de ello mis hijos y nosotros. Poco a poco las paredes van abriéndose dejando paso a los rayos de sol y a la vegetación, parecía que no iba a terminar, nos encontrábamos como un hámster dentro de un laberinto, encerrados. Ya las aguas iban más mansas, cuando pasamos por debajo de un arco de piedra, otra de las maravillas de esta excursión. Llegamos a un punto donde tuvimos que saltar a una poza, para ya salir por una senda que sale a nuestra derecha subiendo la escarposa montaña, pero que solo fueron unos metros. Salimos a una pista para continuar hasta el pueblo, concluyendo así la ruta.