Poder pasear por el techo de Teruel es una experiencia gratificante. Me refiero a visitar los dos picos más altos de Teruel, Peñarroya de 2.028 metros en la sierra de Gúdar, y Javalambre de 2.019 en la sierra del mismo nombre. Los datos tomados de altitud son del Instituto Geográfico Nacional.
Para los más atrevidos se puede hacer una caminata hasta ambos picos desde diferentes zonas de aproximación.
Son dos cimas algo diferentes, paisajísticamente hablando. El pico de Peñarroya está rodeada de pinares, donde abunda el pino negro o “moro” (Pinus uncinata) un árbol autóctono adaptado a los rigores del frío y que el Gobierno de Aragón acaba de incluir en el Catálogo de Árboles y Arboledas Singulares.
Una vez coronemos, podremos disfrutar de unas fantásticas vistas, sobre todo en la vertiente sur. Al frente se puede apreciar la sierra de Javalambre y hasta se puede distinguir su pico, al igual que otras montañas como Peñagolosa de la Comunidad Valenciana.
En el lugar de la cima hay una torreta con unos peldaños de hierro que permiten la subida para contemplar todavía si cabe una panorámica en 360º. También se encuentra un panel informativo donde da referencias a los picos y pueblos que se divisan.
Pasear por sus inmediaciones y respirar ese olor tan característico que tiene el pino hace que entremos en un estado de bienestar, físico y mental, que este entorno nos regala después de la subida, sobre todo si la hemos hecho andando o en bici. Mi experiencia en esta cima fue un día de verano, pero me imagino en pleno invierno la dureza de este lugar, donde prometo volver y comprobarlo.
Por el contrario, el pico de Javalambre está totalmente libre de pinos, lo que abunda es la sabina rastrera. Esta es una señal de los crudos inviernos que habitan esta zona, con vientos fortísimos, que hace que la sabina vaya buscando el suelo para protegerse. Hasta en los meses de buen tiempo, si caminamos por sus 1.900-2.000 metros, tendremos que ir abrigados, sobre todo a primera hora de la mañana y al finalizar el día. Es un paisaje impregnado de sabinas rastreras, casi lunar.
En invierno el camino que accede al pico está cortado pues sirve de pista para enlazar otros recorridos esquiables, pero hay otra alternativa que es subir por un camino que sale a mano izquierda antes de llegar a la estación de esquí. Al llegar a su cumbre y cerca del punto geodésico nos encontraremos una hornacina que en tiempos albergaba a la Virgen de las Nieves. Además dentro de esa hornacina se encontraba una caja metálica que contenía mensajes escritos que dejaban los excursionistas.
La estación más dura es el invierno, sobre todo cuando azota el viento. Es entonces cuando te das cuenta a la altitud que te encuentras, ¡parece mentira que en línea recta estemos a solo 85 km de la capital valenciana!, de hecho por las noches se puede ver en el horizonte un fuerte resplandor de luz que emite la ciudad de Valencia.
Estas dos cimas, nos ofrecen diferentes actividades, en Peñarroya podremos recolectar rebollones, sus pinares alrededor del pico y el manto del suelo es propicio para que aflore el exquisito níscalo. Además, muy cerca está la estación de esquí con sus pistas entre pinares.
Aunque las dos están a casi la misma altitud, hay una experiencia que tengo que contar algo diferente en cada una de ellas. Yo practico el ciclismo de carretera y es en el puerto de Valdelinares, a 1.900 m, cerca del pico de Peñarroya, cuando siento en los últimos dos kilómetros la falta de oxígeno, cosa que en Javalambre no me ha ocurrido, no sé porqué será.
Como podrán comprobar son dos montañas de casi igual altitud, pero con sensaciones diferentes, tanto en verano como en invierno. Les invito a que tengan esta experiencia y se dejen seducir por la climatología y por el entorno que nos ofrecen estas dos cumbres de la sierra de Gúdar y sierra de Javalambre, el techo de la provincia de Teruel.