Llegamos a Utrillas, un pueblo de la provincia de Teruel, para conocer el Parque Temático de la Minería de Utrillas y su tren minero.
Comenzamos nuestra visita por el Museo de Ciencia, situado en el núcleo urbano de la localidad, una cancela nos recibe, pero lo que más me llama la atención es su gran fachada con una apariencia de más de 100 años. Una vez llegados a la recepción, nos explican cómo va a ser el recorrido que vamos a realizar, dándome cuenta de todo lo que dentro se intuye como una caja de sorpresas. Comenzamos la visita con un voluntario de la Asociación de Voluntarios del Patrimonio de Utrillas, el cual con mucho detalle y mimo, nos explica que estamos situados en lo que era el antiguo hospital que construyó la empresa. Nos percatamos (son unos cuantos voluntarios) que el tema les apasiona y conforme va avanzado la visita puedo darme cuenta que ellos también han vivido lo que nos están relatando; muchos de estos voluntarios fueron trabajadores de la mina, otros también descienden de mineros. Por lo que nuestra excursión va a estar amenizada por los máximos expertos…, nos descubren información sobre la empresa que gestionaba el tema del carbón en la zona, MFU (Minas y Ferrocarril de Utrillas), así la llaman, llegamos a una réplica de una mina, en la que puedes hacerte una idea de cómo se sentían esos mineros que a tanta profundidad estaban. Ahí es realmente donde te das cuenta, de que estos voluntarios (mineros) saben latín…, la manera de explicarlo, la forma de sentirlo, lo que te transmiten…
En las otras dos plantas, de las tres que comprende el edificio, se pueden ver fotografías de mineros que te ayudan a comprender el durísimo trabajo que realizaban y en las condiciones que se hacían. También se pueden ver réplicas de máquinas empleadas en las minas y documentación de la misma.
Por último y no menos importante, en la última planta, se ve una maqueta de la central térmica de Escucha a la que se suministró carbón durante muchos años. Uno de los voluntarios estuvo trabajando en dicha central. Ahora nos proponen un audiovisual, donde los mineros nos ofrecen un testimonio directo de su trabajo y como les impactó el cierre de las minas, es digno de ver.
Una vez terminada la visita en dicho museo, me aproximo al andén de la estación, para coger el tren (por cierto una chulada, ya que es la locomotora que antiguamente hacia el trayecto de las minas a lavaderos), el cual me llevará al próximo destino, que es el pozo Santa Bárbara. En el trayecto que se realiza (se ha recuperado parte del trazado que originalmente se realizaba con el carbón), puedo observar una panorámica de Utrillas, divisando la torre de la iglesia, es un trayecto cortito pero divertido… sobre todo si vas con niños (de una duración aproximada de 20 minutos) y muy entrañable ya que percibimos un olor inconfundible a carbón ¡Funciona como hace 116 años!
Una vez en destino, otro voluntario me acompaña explicando tanto sus vivencias como el trabajo que podrían realizar otros compañeros, tal y como he comprobado en el museo de ciencia. En esta ocasión visito el museo de lámparas, en el que veo su colección, y parece que única en España, unas 1.200 lámparas de todas las formas y colores que han transitado por siglos de historia y habrán iluminado infinidad de laberínticas galerías… También visito el aula de paleontología con una maqueta del iguanodon (si vas con niños les encantará) y, como no, veo también las escuelas de los hijos de los mineros, con un montón de detalles, como libros, mapas, juegos de otro tiempo como las famosas tabas…
Después nos desplazamos al edificio de la sala de calderas, donde una enorme caldera nos recibe, y que en su día movía la máquina de extracción, seguro que saldrían buenos asados del ternasco de Aragón (buenas risas nos echamos).
Por último visitamos los vestuarios de los mineros, fijándonos en las curiosas taquillas, que con mucho detalle me explican para que pueda entender que había que meter a mucha gente en muy poco espacio.
Una vez terminada la visita tengo la sensación de que los voluntarios son de esas personas que tienen pasión y devoción por hacer entender al visitante la vida que muchos de ellos han tenido en este territorio de las Cuencas Mineras que, como bien dice su nombre, fue prolífica en lignitos y desde hace ya unos cuantos años en desuso, debido entre otros factores al signo de los tiempos, el respeto al medio ambiente y la sostenibilidad.
Por ello quiero homenajear con mi testimonio, como bien dice el audiovisual, a esos trabajadores de MFU, que dieron todo por sus familias, por su pueblo, por sus gentes, dejando algunas veces hasta su propia vida en ese trayecto, quizás sin ellos la historia de Utrillas sería muy diferente.