Albarracín Aventura
Una divertida jornada en familia
Ya habíamos oído hablar de Albarracín Aventura, una empresa de turismo activo en la Sierra de Albarracín, en la localidad de Torres de Albarracín. Realizan diversas actividades al aire libre: 500 metros de tirolinas y más de 1.000 metros de recorridos de arborismo con puentes tibetanos, cuerdas de abordaje… y una tirolina gigante de 130 metros, además de tiro con arco y paintball.
Solo faltaba escoger un día con buen tiempo y tratar de disfrutar al máximo de la experiencia. Poseen unas instalaciones con cafetería, comedor y vestuarios bastante amplios que permiten tomar un café o tentempié en un momento dado. De tal forma que si viene algún acompañante que no quiere “arriesgar” mucho, también tiene su espacio para relajarse.
Nos juntamos con otros grupos de padres e hijos que venían a lo mismo que nosotros, a pasar un día en familia donde reírnos, demostrar nuestras habilidades manuales y psicomotrices más o menos oxidadas… y aleccionar a nuestros pequeños con el argumento de que la experiencia es un grado… ¡nada más lejos de la realidad! Nos superaron con creces.
En primer lugar y en el amplio porche de lo que es el edificio de servicios, dos monitores habían extendido el equipo que debíamos portar cada uno: arnés, mosquetones, casco, línea de vida,… Aunque parecía que toda esa cantidad de material iba a resultar muy pesada y voluminosa, lo cierto es que, una vez puesta te sentías como un explorador del nuevo mundo, dispuesto a las más salvajes aventuras (por supuesto los jóvenes eran los más aplicados, ya que atendían curiosamente a las instrucciones de los monitores).
Tras un breve trayecto desde el porche por una pista, nos dirigimos hacia la zona “baby” o de iniciación, donde todo el grupo adecuadamente equipado atendía in situ, las importantes instrucciones de uno de los monitores respecto a la seguridad y al desenvolvimiento típico en este tipo de actividad.
Una vez terminadas las indicaciones cada grupo, según edades, fue a circuitos diferentes según el grado de dificultad. Los más pequeños permanecieron en esa zona, donde no hay excesiva altura, ejercitándose en su nuevo medio, haciendo las delicias fotográficas de sus padres. El resto realizamos varios circuitos que estaban clasificados por colores, con diferentes grados de dificultad (todos los pudimos hacer).
Quiero destacar la agradable sensación que produce el ejercicio en la naturaleza. La ubicación de Albarracín Aventura transcurre en un extenso pinar donde podemos respirar aire puro y desconectar de nuestro frenético ritmo de vida habitual. Además, al ser una actividad que realizamos en familia (también sería muy divertido con un grupo de amigos…), el entretenimiento es superior debido a esos pequeños piques o bromas que surgen cuando uno resbala, tropieza, remonta,… Es muy recomendable hacer unas fotos para tener el recuerdo de la jornada. También es cierto que, sino estamos muy acostumbrados, las agujetas del día siguiente están garantizadas, pero habrá merecido la pena.
Después de realizar los circuitos más exigentes, para terminar nos quedaban las tirolinas. Desde la colina próxima a los diferentes circuitos las tirolinas se disponen en una suerte de zig zaj, descendiendo hasta la base de la colina. En esta ocasión ya no es necesario realizar esfuerzos suplementarios… nos podemos relajar un poco y dejarnos llevar (eso sí, bien asegurados para no tener ningún disgusto). La sensación es placentera y nos sirve para ir soltando los músculos que han quedado un poco agarrotados al realizar los diferentes circuitos… Ya estamos terminando la jornada (unas 2 horas y media), solo nos queda lanzarnos por la tirolina más larga: 130 metros de adrenalina. Subimos por turno al gran pino que tiene una plataforma para poder lanzarnos y… ¡ya está!, con nuestras piernas y el freno de seguridad amortiguamos el final de carrera sobre una colchoneta. ¡Misión cumplida!
La cara de los participantes del grupo muestra la satisfacción por la experiencia vivida, surgen comentarios divertidos y muestras de relajación. Está demostrado que las personas cuando “nos movemos” retroalimentamos nuestro intelecto. El conjunto de emociones y sensaciones que hemos tenido a lo largo del día lo tendremos que repetir en un tiempo no muy lejano.