Lo que ocurre, en este libro, es Lisboa, la protagonista absoluta de la narración.
Más allá de los tópicos, las frases hechas y los lugares comunes, que nos hablan de una ciudad levantada sobre siete colinas, de miradores y tejados, de churrasco y vino verde, de tranvías, fados, azulejos, río, luz, Castelo y Alfama, o de colores, olores y sabores, y más allá del manido “encanto” o del bucolismo desencadenado, el viajero (y coprotagonista, un tipo que decide abandonar su zona de confort en plena pandemia por COVID 19), en su deriva vital, busca la guía, el ensayo, la novela, el reportaje, la canción, el dietario, la pintura, el poema o la crónica que le descifre y le explique Lisboa. Y, tras rumiar y digerir todo ese material, y muchos kilómetros de pasearla al albur, nos propone una antología emocional, un viaje novelado, un delirio existencial, un libro de libros, donde son todos los que están, pero no están todos los que son, citados, convocados o encontrados tirando del hilo común de ese cierto estado de ánimo con el cual se teje y entreteje la ciudad.
Rompiendo los moldes de cualquier género, esta obra está particularmente destinada a esa inmensa minoría que, si tuviera el mundo en la mano, lo cambiaba, estoy seguro, por un billete para la rua dos Douradores.
Este libro es el ganador del IV Premio «Eliezer ben Alantansi»
de narrativa de libros de viajes y experiencias viajeras (2023).